Maduro consolida una narco-tiranía que desafía al mundo a tomar una posición pero muy pronto estarás muerto o talvez por la eternidad en una prisión con tu cúpula corruta
Tras la represión de una nueva rebelión militar, el régimen de Maduro se radicaliza llevando a su gobierno a un modelo rayano a la tiranía, donde se entremezclan intereses geopolíticos, sospechas de narcotráfico y el negocio petrolero. Las causas profundas de un gobierno que no termina de caer y tiene a su población de rehén
En Venezuela se está gestando un modelo inédito de gobierno que rompe con paradigmas clásicos e interpela a las democracias del mundo: cómo pararse frente a la crisis humanitaria que vive este país.
De la mano del presidente Nicolás Maduro y del poderoso líder chavista Diosdado Cabello, Venezuela avanza hacia un modo sui generis de tiranía, que no se basa en el poder de un tirano tradicional sino de una ‘élite tiránica’ que tendrá a la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) como vértice de poder.
En términos generales, una tiranía es una forma de gobierno sustentada en la demagogia y el populismo. Esto involucra un esfuerzo deliberado por santificar a unos y demonizar a otros. Según los politólogos, “una tiranía, las más de las veces, cuenta con el apoyo de la masa popular e incluso ésta misma la institucionaliza mediante el voto”.
Desde la primera presidencia del fallecido Hugo Chávez, este modelo se fue construyendo democráticamente (justificado por el voto), bajo el paraguas de una matriz que tenía alguna pretensión ideológica: el Socialismo del Siglo XXI. Sin embargo, desde aquella formulación inicial de Chávez a lo que vive hoy Venezuela ha corrido mucha agua bajo el puente.
El tándem Maduro-Cabello fue destruyendo sistemáticamente los propios pilares de la institucionalidad gestada por Chávez y llegó al paroxismo de esa desconstrucción con la instalación de la ANC.
La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela habilita la convocatoria a una ANC, pero siempre y cuando el pueblo – a través de sus representantes– lo decida. Por el contrario, la ANC recientemente conformada es resultado de la decisión de la elite tiránica en el gobierno que, como último recurso para conservar el poder, está decidida a licuar la figura del propio Presidente para erigir a este organismo supranacional y todo poderoso, que ahora tiene potestad para “transformar el Estado, crear un nuevo ordenamiento jurídico y redactar una nueva Constitución". Nada menos.
VIOLENCIA EN EL ADN
El carácter tiránico de este modelo de gobierno que se está consolidando en Venezuela se revela a través del uso permanente de la fuerza -exclusivamente al servicio de la elite- y en donde las leyes e instituciones terminan siendo objeto de manipulación para el mantenimiento del orden definido por esa elite. Ejemplo contundente de ello: la destitución de la fiscal general Luisa Ortega Díaz, quien advirtió que “en Venezuela está en pleno desarrollo un golpe contra la Constitución promovido por el Tribunal Supremo de Justicia y el Ejecutivo Nacional". Y qué más decir cuando el propio Cabello amenazó a los miembros del Parlamento de quitarles la inmunidad a través de la Asamblea Constituyente. “Les quedan 53 días para arrepentirse de lo que están haciendo. Porque en 53 días la Asamblea Nacional Constituyente podrá allanarle la inmunidad parlamentaria a 'Raimundo y a todo el mundo'”, dijo el elocuente Cabello.
Sin Justicia, sin Parlamento, sin la fortaleza de una Constitución, con una oposición política sofocada por la intimidación y parte de un pueblo que, por disidencia, sufre violencia de Estado ¿hacia dónde se encamina la República Bolivariana de Venezuela?
Las principales democracias del mundo y los organismos internacionales parecen haber coincidido que Venezuela se transformó en un caso -a esta altura grave- a ser tratado con una ‘dosis de diálogo’ y otra de ‘no intervención’.
“La situación actual de Venezuela no se debe comparar con la de Panamá en los años del general Noriega. Estamos en tiempos diferentes, esa era la época de la Guerra Fría, cuando uno de los mayores temores era la teoría del efecto dominó, que si caía un país, seguían otros”, asegura Günther Maihold, subdirector del Stiftung Wissenschaft und Politik, centro de investigación política con sede en Berlín, Alemania. “Hoy lo que se considera es la conflictividad del país, que en el caso de Venezuela es muy grande”, afirma el experto en América Latina. Y destaca: “Está demostrado que los instrumentos militares no son suficientes para resolver estas situaciones y no logran construir Estado. Lo que se debe es tener un planteamiento político, económico y social integral”.
¿Cómo llegar a un planteamiento integral, tal lo sugiere Maihold, cuando las vías de diálogo están totalmente obstruidas? Tanto la OEA, la Unasur, el Mercosur como la Santa Sede han fracasado en ese intento. Cabello ha sido contundente al deslegitimar a la Asamblea Nacional y a los reclamos de la oposición: "Lo que diga la Asamblea Nacional yo no le doy ninguna importancia, es un institución que no existe en este momento; ellos están pidiendo elecciones generales y, en qué parte de la Constitución aparece que el Presidente va a llamar a elecciones generales, eso no aparece por ningún lado", aseguró.
La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela habilita la convocatoria a una ANC, pero siempre y cuando el pueblo – a través de sus representantes– lo decida. Por el contrario, la ANC recientemente conformada es resultado de la decisión de la elite tiránica en el gobierno que, como último recurso para conservar el poder, está decidida a licuar la figura del propio Presidente para erigir a este organismo supranacional y todo poderoso, que ahora tiene potestad para “transformar el Estado, crear un nuevo ordenamiento jurídico y redactar una nueva Constitución". Nada menos.
VIOLENCIA EN EL ADN
El carácter tiránico de este modelo de gobierno que se está consolidando en Venezuela se revela a través del uso permanente de la fuerza -exclusivamente al servicio de la elite- y en donde las leyes e instituciones terminan siendo objeto de manipulación para el mantenimiento del orden definido por esa elite. Ejemplo contundente de ello: la destitución de la fiscal general Luisa Ortega Díaz, quien advirtió que “en Venezuela está en pleno desarrollo un golpe contra la Constitución promovido por el Tribunal Supremo de Justicia y el Ejecutivo Nacional". Y qué más decir cuando el propio Cabello amenazó a los miembros del Parlamento de quitarles la inmunidad a través de la Asamblea Constituyente. “Les quedan 53 días para arrepentirse de lo que están haciendo. Porque en 53 días la Asamblea Nacional Constituyente podrá allanarle la inmunidad parlamentaria a 'Raimundo y a todo el mundo'”, dijo el elocuente Cabello.
Sin Justicia, sin Parlamento, sin la fortaleza de una Constitución, con una oposición política sofocada por la intimidación y parte de un pueblo que, por disidencia, sufre violencia de Estado ¿hacia dónde se encamina la República Bolivariana de Venezuela?
Las principales democracias del mundo y los organismos internacionales parecen haber coincidido que Venezuela se transformó en un caso -a esta altura grave- a ser tratado con una ‘dosis de diálogo’ y otra de ‘no intervención’.
“La situación actual de Venezuela no se debe comparar con la de Panamá en los años del general Noriega. Estamos en tiempos diferentes, esa era la época de la Guerra Fría, cuando uno de los mayores temores era la teoría del efecto dominó, que si caía un país, seguían otros”, asegura Günther Maihold, subdirector del Stiftung Wissenschaft und Politik, centro de investigación política con sede en Berlín, Alemania. “Hoy lo que se considera es la conflictividad del país, que en el caso de Venezuela es muy grande”, afirma el experto en América Latina. Y destaca: “Está demostrado que los instrumentos militares no son suficientes para resolver estas situaciones y no logran construir Estado. Lo que se debe es tener un planteamiento político, económico y social integral”.
¿Cómo llegar a un planteamiento integral, tal lo sugiere Maihold, cuando las vías de diálogo están totalmente obstruidas? Tanto la OEA, la Unasur, el Mercosur como la Santa Sede han fracasado en ese intento. Cabello ha sido contundente al deslegitimar a la Asamblea Nacional y a los reclamos de la oposición: "Lo que diga la Asamblea Nacional yo no le doy ninguna importancia, es un institución que no existe en este momento; ellos están pidiendo elecciones generales y, en qué parte de la Constitución aparece que el Presidente va a llamar a elecciones generales, eso no aparece por ningún lado", aseguró.
En Venezuela no hay diálogo porque no hay una hoja de ruta habilitada para ello. Mientras los observadores políticos y líderes internacionales más voluntariosos (entre ellos, el ex presidente español Rodríguez Zapatero y el propio Papa Francisco) intentan el forzado camino al diálogo, la élite tiránica en el gobierno avanza unilateralmente hacia el desmantelamiento de la República, con la aniquilación del ‘otro opositor’. Sin reconocimiento de la otredad no hay diálogo posible.
INTERESES CRUZADOS
Lo original del modelo de elite tiránica que se conformó en Venezuela es el uso de un discurso demagógico y oportunista que vende al mundo y al interior de sus propios seguidores una supuesta ‘revolución de carácter democrático’ en beneficio del pueblo, que está apañando en realidad los intereses de un poderoso cartel, en el que se entrecruzan cuestiones geopolíticas internacionales, petróleo y narcotráfico. Todos factores que terminan abonando a negocios mega millonarios y a la necesidad de conservar el poder de unos cuantos, tanto de adentro como de afuera de Venezuela.
En este punto del análisis, vale avanzar considerando tres vectores centrales que hacen a la naturaleza de la narco-elite que gobierna Venezuela:
1-El cartel de los Soles. Desde el 28 de marzo de 2014, Diosdado Cabello ha sido objeto de denuncias internacionales relacionadas con corrupción y narcotráfico, la más grave fue hecha por el capitán de corbeta Leamsy Salazar, ex jefe de seguridad de Chávez. El oficial, habría acusado a Cabello en EE.UU. de ser parte del Cartel de los Soles, una organización supuestamente dirigida por altos mandos de las Fuerzas Armadas, que hoy son fieles y funcionales a la narco-elite en el poder.
“Hay células en las principales ramas de las Fuerzas Armadas –el Ejército, la Armada, la Fuerza Aérea y la Guardia Nacional, desde el más bajo hasta el más alto nivel– que esencialmente funcionan como organizaciones narcotraficantes”,afirma el sitio Insight Crime.
En la agrupación también estarían involucrados miembros del gobierno de Venezuela. Y esto lo sugiere el siguiente hecho: en agosto de 2016, Estados Unidos abrió acusaciones federales en contra del exdirector general de la Agencia Antidrogas de Venezuela, Néstor Luis Reverol Torres, y al exsubdirector de esa agencia, Edylberto José Molina. El día después de que las acusaciones se volvieran públicas, el presidente Maduro nombró a Reverol como el nuevo ministro de Relaciones Interiores.
Según diferentes investigaciones, el negocio de los narcotraficantes venezolanos instalados en la estructura gubernamental ha sido históricamente la introducción de cocaína provista por las FARC en el mercado de los EE.UU. y, también, su exportación hacia Europa.
2-La conexión cubana. Que la narco-elite tiránica venezolana se perpetúe en el poder no sería solo de interés de sus protagonistas locales. Los intereses de Cuba también están entremezclados en esta historia.
“¿Qué pasará en Cuba si los venezolanos le ponen fin al chavismo, como cada día parece más probable?”, se pregunta el escritor cubano estadounidense Carlos Montaner.
“Las consecuencias económicas serán terribles. Se reducirá aún más la ya mínima capacidad adquisitiva de los cubanos, volverán las restricciones alimentarias y los apagones, y el país volverá a estar como estuvo en la primera mitad de los años noventa, cuando desapareció la URSS”, afirma Montaner. Y advierte: “Sin embargo, las peores consecuencias serán las políticas. Esta crisis económica coincidiría con el supuesto retiro de Raúl Castro en febrero de 2018, lo que significa el fin biológico de la generación que hizo la revolución”.
El poder de Cuba detrás de Venezuela es mucho más de lo que buena parte del mundo conoce y supone. “Cuba es el poder detrás del trono. Los Castro han manejado todas las cuerdas del régimen venezolano desde cuando Chávez asumió el poder. Le suministraron la mejor de sus armas: vigilantes y represivos servicios de inteligencia copiados de la Stasi alemana”, afirma el reconocido escritor, periodista y diplomático colombiano, Plinio Apuleyo Mendoza. “Colectivos de seguridad cubana han penetrado las Fuerzas Armadas de Venezuela para ejercer sobre ellas una cuidadosa vigilancia. Controlan viajes, visitas a guarniciones o reuniones privadas de los mandos militares. Incluso, sus ascensos. Pues bien, ahí está la respuesta a las perplejas preguntas que hoy se hace todo el mundo: ¿por qué no se cae Maduro?”, sostiene Apuleyo Mendoza.
3-Amigos por conveniencia. Amén de la estructura narco gobernante y de sus vínculos con Cuba, el régimen tiránico venezolano también tiene puntos de sustentación en “aliados por interés”: China, Rusia e India entre los poderosos; Nicaragua, El Salvador, Bolivia y Ecuador, entre los vecinos alineados.
La alianza con China se explica más por factores económicos que ideológicos: ambos países tienen un acuerdo para procesar 400.000 barriles de petróleo por día. China ha hablado sobre todo de búsqueda de la paz en medio del conflicto, sin críticas a Nicolás Maduro.
Por su lado, el líder ruso Vladimir Putin pidió que se abra un diálogo para la paz y al mismo tiempo advirtió sobre posibles intervenciones de Estados Unidos en el asunto. También, en los últimos días, le dio una mano financiera a Maduro a través de la petrolera estatal Rosneft.
En efecto, en su último informe financiero trimestral publicado este viernes 4 de agosto, la compañía rusa incluyó un pago por adelantado de US$1.015 millones a su similar venezolana PDVSA. Según la agencia Reuters -que estima que Rosneft le ha prestado a PDVSA entre US$4.000 y US$5.000 millones en los últimos años- el pago se hizo en el marco de un acuerdo de compra de crudo entre ambas empresas.
India, en tanto, mira el conflicto con distancia y silencio. ¿Por qué? "Venezuela se ha vuelto un mercado muy importante para las compañías farmacéuticas indias”, asegura la exembajadora Neelan Deo, cofundadora del Consejo Indio sobre Relaciones Globales Gateway House. A su vez, las exportaciones de crudo venezolano hacia la India se han convertido en una de las principales fuentes de divisas del gobierno de Nicolás Maduro.
Nicaragua y El Salvador son algo así como los ‘hijos económicos’ del Socialismo del Siglo XXI. Con Chávez en vida se favorecieron de enormes flujos de cooperación, que al tiempo que empobrecieron al pueblo venezolano, alimentaron las cuentas bancarias personales de las elites de pseudo-izquierda gobernantes de esos países (FMNL y Sandinismo), que ni siquiera llegaron a trasladar esos fondos de cooperación a inversiones productivas y sociales para sus naciones. Los casos de Bolivia y Ecuador tienen más que ver con una afinidad ideológica forjada en los comienzos del chavismo. Estos cuatro países actúan ahora como una suerte de ‘voceros internacionales’ de la causa.
UN FUTURO INCIERTO
Al cierre de este artículo, las noticias procedentes de Venezuela daban cuenta de la represión que el régimen operó para sofocar una rebelión militar ocurrida este domingo 6 de agosto por la madrugada.
Un grupo de militares de Valencia, liderados por el capitán de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), Juan Caguaripano, se había declarado en "rebeldía" contra la "tiranía asesina" de Maduro por medio de un video difundido en las redes sociales.
"Hace unas semanas le ganamos con votos y hoy hubo que ganarle con balas al terrorismo", aseguró Maduro en un mensaje a la población. Se registraron dos muertos y ocho detenidos.
El incidente se dio un día después que la Asamblea Constituyente destituyó a la fiscal general, Luisa Ortega Díaz, y en el marco de una tensión social que crece día a día y que ha dejado al menos 121 muertos, casi 2000 heridos y más de 500 detenidos.
¿Cómo se va a seguir parando el mundo ante esta debilitada Venezuela?
“Venezuela vive una tragedia desde el punto de vista humano y una crisis profunda desde lo político y económico”, afirma Daniel Zovatto, director Regional de IDEA Internacional para América Latina y el Caribe.
La situación es especialmente intrincada porque el gobierno venezolano se pone a si mismo como una víctima de intereses extranjeros. Expulsar al país de las organizaciones internacionales que integra (como ya lo está haciendo de algún modo el Mercosur) lo habilita para confirmar sus prejuicios. Pero, por otro lado, la elite tiránica que rige hoy el país demostró sobradamente que poco le importa el bienestar de su ciudadanía; prácticamente, la tiene de rehén.
Entonces, ¿cómo ayudar desde el exterior, sin intervención, evitando castigar económicamente a la población y sin ser funcionales al juego de victimización del régimen?
Para algunos observadores internacionales, ya no debería estar lejos el momento en que la comunidad internacional active un mandato moral de proteger a los venezolanos.
En Venezuela se está gestando un modelo inédito de gobierno que rompe con paradigmas clásicos e interpela a las democracias del mundo: cómo pararse frente a la crisis humanitaria que vive este país.
De la mano del presidente Nicolás Maduro y del poderoso líder chavista Diosdado Cabello, Venezuela avanza hacia un modo sui generis de tiranía, que no se basa en el poder de un tirano tradicional sino de una ‘élite tiránica’ que tendrá a la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) como vértice de poder.
En términos generales, una tiranía es una forma de gobierno sustentada en la demagogia y el populismo. Esto involucra un esfuerzo deliberado por santificar a unos y demonizar a otros. Según los politólogos, “una tiranía, las más de las veces, cuenta con el apoyo de la masa popular e incluso ésta misma la institucionaliza mediante el voto”.
Desde la primera presidencia del fallecido Hugo Chávez, este modelo se fue construyendo democráticamente (justificado por el voto), bajo el paraguas de una matriz que tenía alguna pretensión ideológica: el Socialismo del Siglo XXI. Sin embargo, desde aquella formulación inicial de Chávez a lo que vive hoy Venezuela ha corrido mucha agua bajo el puente.
El tándem Maduro-Cabello fue destruyendo sistemáticamente los propios pilares de la institucionalidad gestada por Chávez y llegó al paroxismo de esa desconstrucción con la instalación de la ANC.
La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela habilita la convocatoria a una ANC, pero siempre y cuando el pueblo – a través de sus representantes– lo decida. Por el contrario, la ANC recientemente conformada es resultado de la decisión de la elite tiránica en el gobierno que, como último recurso para conservar el poder, está decidida a licuar la figura del propio Presidente para erigir a este organismo supranacional y todo poderoso, que ahora tiene potestad para “transformar el Estado, crear un nuevo ordenamiento jurídico y redactar una nueva Constitución". Nada menos.
VIOLENCIA EN EL ADN
El carácter tiránico de este modelo de gobierno que se está consolidando en Venezuela se revela a través del uso permanente de la fuerza -exclusivamente al servicio de la elite- y en donde las leyes e instituciones terminan siendo objeto de manipulación para el mantenimiento del orden definido por esa elite. Ejemplo contundente de ello: la destitución de la fiscal general Luisa Ortega Díaz, quien advirtió que “en Venezuela está en pleno desarrollo un golpe contra la Constitución promovido por el Tribunal Supremo de Justicia y el Ejecutivo Nacional". Y qué más decir cuando el propio Cabello amenazó a los miembros del Parlamento de quitarles la inmunidad a través de la Asamblea Constituyente. “Les quedan 53 días para arrepentirse de lo que están haciendo. Porque en 53 días la Asamblea Nacional Constituyente podrá allanarle la inmunidad parlamentaria a 'Raimundo y a todo el mundo'”, dijo el elocuente Cabello.
Sin Justicia, sin Parlamento, sin la fortaleza de una Constitución, con una oposición política sofocada por la intimidación y parte de un pueblo que, por disidencia, sufre violencia de Estado ¿hacia dónde se encamina la República Bolivariana de Venezuela?
Las principales democracias del mundo y los organismos internacionales parecen haber coincidido que Venezuela se transformó en un caso -a esta altura grave- a ser tratado con una ‘dosis de diálogo’ y otra de ‘no intervención’.
“La situación actual de Venezuela no se debe comparar con la de Panamá en los años del general Noriega. Estamos en tiempos diferentes, esa era la época de la Guerra Fría, cuando uno de los mayores temores era la teoría del efecto dominó, que si caía un país, seguían otros”, asegura Günther Maihold, subdirector del Stiftung Wissenschaft und Politik, centro de investigación política con sede en Berlín, Alemania. “Hoy lo que se considera es la conflictividad del país, que en el caso de Venezuela es muy grande”, afirma el experto en América Latina. Y destaca: “Está demostrado que los instrumentos militares no son suficientes para resolver estas situaciones y no logran construir Estado. Lo que se debe es tener un planteamiento político, económico y social integral”.
¿Cómo llegar a un planteamiento integral, tal lo sugiere Maihold, cuando las vías de diálogo están totalmente obstruidas? Tanto la OEA, la Unasur, el Mercosur como la Santa Sede han fracasado en ese intento. Cabello ha sido contundente al deslegitimar a la Asamblea Nacional y a los reclamos de la oposición: "Lo que diga la Asamblea Nacional yo no le doy ninguna importancia, es un institución que no existe en este momento; ellos están pidiendo elecciones generales y, en qué parte de la Constitución aparece que el Presidente va a llamar a elecciones generales, eso no aparece por ningún lado", aseguró.
La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela habilita la convocatoria a una ANC, pero siempre y cuando el pueblo – a través de sus representantes– lo decida. Por el contrario, la ANC recientemente conformada es resultado de la decisión de la elite tiránica en el gobierno que, como último recurso para conservar el poder, está decidida a licuar la figura del propio Presidente para erigir a este organismo supranacional y todo poderoso, que ahora tiene potestad para “transformar el Estado, crear un nuevo ordenamiento jurídico y redactar una nueva Constitución". Nada menos.
VIOLENCIA EN EL ADN
El carácter tiránico de este modelo de gobierno que se está consolidando en Venezuela se revela a través del uso permanente de la fuerza -exclusivamente al servicio de la elite- y en donde las leyes e instituciones terminan siendo objeto de manipulación para el mantenimiento del orden definido por esa elite. Ejemplo contundente de ello: la destitución de la fiscal general Luisa Ortega Díaz, quien advirtió que “en Venezuela está en pleno desarrollo un golpe contra la Constitución promovido por el Tribunal Supremo de Justicia y el Ejecutivo Nacional". Y qué más decir cuando el propio Cabello amenazó a los miembros del Parlamento de quitarles la inmunidad a través de la Asamblea Constituyente. “Les quedan 53 días para arrepentirse de lo que están haciendo. Porque en 53 días la Asamblea Nacional Constituyente podrá allanarle la inmunidad parlamentaria a 'Raimundo y a todo el mundo'”, dijo el elocuente Cabello.
Sin Justicia, sin Parlamento, sin la fortaleza de una Constitución, con una oposición política sofocada por la intimidación y parte de un pueblo que, por disidencia, sufre violencia de Estado ¿hacia dónde se encamina la República Bolivariana de Venezuela?
Las principales democracias del mundo y los organismos internacionales parecen haber coincidido que Venezuela se transformó en un caso -a esta altura grave- a ser tratado con una ‘dosis de diálogo’ y otra de ‘no intervención’.
“La situación actual de Venezuela no se debe comparar con la de Panamá en los años del general Noriega. Estamos en tiempos diferentes, esa era la época de la Guerra Fría, cuando uno de los mayores temores era la teoría del efecto dominó, que si caía un país, seguían otros”, asegura Günther Maihold, subdirector del Stiftung Wissenschaft und Politik, centro de investigación política con sede en Berlín, Alemania. “Hoy lo que se considera es la conflictividad del país, que en el caso de Venezuela es muy grande”, afirma el experto en América Latina. Y destaca: “Está demostrado que los instrumentos militares no son suficientes para resolver estas situaciones y no logran construir Estado. Lo que se debe es tener un planteamiento político, económico y social integral”.
¿Cómo llegar a un planteamiento integral, tal lo sugiere Maihold, cuando las vías de diálogo están totalmente obstruidas? Tanto la OEA, la Unasur, el Mercosur como la Santa Sede han fracasado en ese intento. Cabello ha sido contundente al deslegitimar a la Asamblea Nacional y a los reclamos de la oposición: "Lo que diga la Asamblea Nacional yo no le doy ninguna importancia, es un institución que no existe en este momento; ellos están pidiendo elecciones generales y, en qué parte de la Constitución aparece que el Presidente va a llamar a elecciones generales, eso no aparece por ningún lado", aseguró.
En Venezuela no hay diálogo porque no hay una hoja de ruta habilitada para ello. Mientras los observadores políticos y líderes internacionales más voluntariosos (entre ellos, el ex presidente español Rodríguez Zapatero y el propio Papa Francisco) intentan el forzado camino al diálogo, la élite tiránica en el gobierno avanza unilateralmente hacia el desmantelamiento de la República, con la aniquilación del ‘otro opositor’. Sin reconocimiento de la otredad no hay diálogo posible.
INTERESES CRUZADOS
Lo original del modelo de elite tiránica que se conformó en Venezuela es el uso de un discurso demagógico y oportunista que vende al mundo y al interior de sus propios seguidores una supuesta ‘revolución de carácter democrático’ en beneficio del pueblo, que está apañando en realidad los intereses de un poderoso cartel, en el que se entrecruzan cuestiones geopolíticas internacionales, petróleo y narcotráfico. Todos factores que terminan abonando a negocios mega millonarios y a la necesidad de conservar el poder de unos cuantos, tanto de adentro como de afuera de Venezuela.
En este punto del análisis, vale avanzar considerando tres vectores centrales que hacen a la naturaleza de la narco-elite que gobierna Venezuela:
1-El cartel de los Soles. Desde el 28 de marzo de 2014, Diosdado Cabello ha sido objeto de denuncias internacionales relacionadas con corrupción y narcotráfico, la más grave fue hecha por el capitán de corbeta Leamsy Salazar, ex jefe de seguridad de Chávez. El oficial, habría acusado a Cabello en EE.UU. de ser parte del Cartel de los Soles, una organización supuestamente dirigida por altos mandos de las Fuerzas Armadas, que hoy son fieles y funcionales a la narco-elite en el poder.
“Hay células en las principales ramas de las Fuerzas Armadas –el Ejército, la Armada, la Fuerza Aérea y la Guardia Nacional, desde el más bajo hasta el más alto nivel– que esencialmente funcionan como organizaciones narcotraficantes”,afirma el sitio Insight Crime.
En la agrupación también estarían involucrados miembros del gobierno de Venezuela. Y esto lo sugiere el siguiente hecho: en agosto de 2016, Estados Unidos abrió acusaciones federales en contra del exdirector general de la Agencia Antidrogas de Venezuela, Néstor Luis Reverol Torres, y al exsubdirector de esa agencia, Edylberto José Molina. El día después de que las acusaciones se volvieran públicas, el presidente Maduro nombró a Reverol como el nuevo ministro de Relaciones Interiores.
Según diferentes investigaciones, el negocio de los narcotraficantes venezolanos instalados en la estructura gubernamental ha sido históricamente la introducción de cocaína provista por las FARC en el mercado de los EE.UU. y, también, su exportación hacia Europa.
2-La conexión cubana. Que la narco-elite tiránica venezolana se perpetúe en el poder no sería solo de interés de sus protagonistas locales. Los intereses de Cuba también están entremezclados en esta historia.
“¿Qué pasará en Cuba si los venezolanos le ponen fin al chavismo, como cada día parece más probable?”, se pregunta el escritor cubano estadounidense Carlos Montaner.
“Las consecuencias económicas serán terribles. Se reducirá aún más la ya mínima capacidad adquisitiva de los cubanos, volverán las restricciones alimentarias y los apagones, y el país volverá a estar como estuvo en la primera mitad de los años noventa, cuando desapareció la URSS”, afirma Montaner. Y advierte: “Sin embargo, las peores consecuencias serán las políticas. Esta crisis económica coincidiría con el supuesto retiro de Raúl Castro en febrero de 2018, lo que significa el fin biológico de la generación que hizo la revolución”.
El poder de Cuba detrás de Venezuela es mucho más de lo que buena parte del mundo conoce y supone. “Cuba es el poder detrás del trono. Los Castro han manejado todas las cuerdas del régimen venezolano desde cuando Chávez asumió el poder. Le suministraron la mejor de sus armas: vigilantes y represivos servicios de inteligencia copiados de la Stasi alemana”, afirma el reconocido escritor, periodista y diplomático colombiano, Plinio Apuleyo Mendoza. “Colectivos de seguridad cubana han penetrado las Fuerzas Armadas de Venezuela para ejercer sobre ellas una cuidadosa vigilancia. Controlan viajes, visitas a guarniciones o reuniones privadas de los mandos militares. Incluso, sus ascensos. Pues bien, ahí está la respuesta a las perplejas preguntas que hoy se hace todo el mundo: ¿por qué no se cae Maduro?”, sostiene Apuleyo Mendoza.
3-Amigos por conveniencia. Amén de la estructura narco gobernante y de sus vínculos con Cuba, el régimen tiránico venezolano también tiene puntos de sustentación en “aliados por interés”: China, Rusia e India entre los poderosos; Nicaragua, El Salvador, Bolivia y Ecuador, entre los vecinos alineados.
La alianza con China se explica más por factores económicos que ideológicos: ambos países tienen un acuerdo para procesar 400.000 barriles de petróleo por día. China ha hablado sobre todo de búsqueda de la paz en medio del conflicto, sin críticas a Nicolás Maduro.
Por su lado, el líder ruso Vladimir Putin pidió que se abra un diálogo para la paz y al mismo tiempo advirtió sobre posibles intervenciones de Estados Unidos en el asunto. También, en los últimos días, le dio una mano financiera a Maduro a través de la petrolera estatal Rosneft.
En efecto, en su último informe financiero trimestral publicado este viernes 4 de agosto, la compañía rusa incluyó un pago por adelantado de US$1.015 millones a su similar venezolana PDVSA. Según la agencia Reuters -que estima que Rosneft le ha prestado a PDVSA entre US$4.000 y US$5.000 millones en los últimos años- el pago se hizo en el marco de un acuerdo de compra de crudo entre ambas empresas.
India, en tanto, mira el conflicto con distancia y silencio. ¿Por qué? "Venezuela se ha vuelto un mercado muy importante para las compañías farmacéuticas indias”, asegura la exembajadora Neelan Deo, cofundadora del Consejo Indio sobre Relaciones Globales Gateway House. A su vez, las exportaciones de crudo venezolano hacia la India se han convertido en una de las principales fuentes de divisas del gobierno de Nicolás Maduro.
Nicaragua y El Salvador son algo así como los ‘hijos económicos’ del Socialismo del Siglo XXI. Con Chávez en vida se favorecieron de enormes flujos de cooperación, que al tiempo que empobrecieron al pueblo venezolano, alimentaron las cuentas bancarias personales de las elites de pseudo-izquierda gobernantes de esos países (FMNL y Sandinismo), que ni siquiera llegaron a trasladar esos fondos de cooperación a inversiones productivas y sociales para sus naciones. Los casos de Bolivia y Ecuador tienen más que ver con una afinidad ideológica forjada en los comienzos del chavismo. Estos cuatro países actúan ahora como una suerte de ‘voceros internacionales’ de la causa.
UN FUTURO INCIERTO
Al cierre de este artículo, las noticias procedentes de Venezuela daban cuenta de la represión que el régimen operó para sofocar una rebelión militar ocurrida este domingo 6 de agosto por la madrugada.
Un grupo de militares de Valencia, liderados por el capitán de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), Juan Caguaripano, se había declarado en "rebeldía" contra la "tiranía asesina" de Maduro por medio de un video difundido en las redes sociales.
"Hace unas semanas le ganamos con votos y hoy hubo que ganarle con balas al terrorismo", aseguró Maduro en un mensaje a la población. Se registraron dos muertos y ocho detenidos.
El incidente se dio un día después que la Asamblea Constituyente destituyó a la fiscal general, Luisa Ortega Díaz, y en el marco de una tensión social que crece día a día y que ha dejado al menos 121 muertos, casi 2000 heridos y más de 500 detenidos.
¿Cómo se va a seguir parando el mundo ante esta debilitada Venezuela?
“Venezuela vive una tragedia desde el punto de vista humano y una crisis profunda desde lo político y económico”, afirma Daniel Zovatto, director Regional de IDEA Internacional para América Latina y el Caribe.
La situación es especialmente intrincada porque el gobierno venezolano se pone a si mismo como una víctima de intereses extranjeros. Expulsar al país de las organizaciones internacionales que integra (como ya lo está haciendo de algún modo el Mercosur) lo habilita para confirmar sus prejuicios. Pero, por otro lado, la elite tiránica que rige hoy el país demostró sobradamente que poco le importa el bienestar de su ciudadanía; prácticamente, la tiene de rehén.
Entonces, ¿cómo ayudar desde el exterior, sin intervención, evitando castigar económicamente a la población y sin ser funcionales al juego de victimización del régimen?
Para algunos observadores internacionales, ya no debería estar lejos el momento en que la comunidad internacional active un mandato moral de proteger a los venezolanos.
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