Vamos venezuela
El pueblo venezolano tiene que estar consciente y convencido de que ha llegado a un punto decisivo de su historia. En juego están el retorno a la democracia o la institucionalización de la dictadura. Pero cuidado, no una dictadura militar típica de la región, sino una totalitaria y perpetua, “a la cubana”, para que se entienda mejor.
Nadie debe equivocarse en cuanto a la decisión de Nicolás Maduro y sus supervisores cubanos, de perpetuarse en el poder y eliminar lo que queda del Estado de Derecho. La falta de escrúpulos para hacerlo, que es su combustible fundamental, está demostrado con los más de 100 muertos, miles de heridos y arrestados que tienen en su haber hasta hoy.
La Habana tiene en la balanza el imprescindible suministro de petróleo y los millones de dólares que producen sus médicos esclavos. Por su parte, Maduro y sus secuaces arriesgan el probable enjuiciamiento por corrupción y narcotráfico. Sin duda, razones muy ponderosas que indican que la decisión de aplastar la resistencia y “oficializar” su perpetuidad en el poder es irreversible.
El 30 de julio, día de la “Constituyente”, es el punto decisivo, es la “legalización” de la dictadura. Y no se llamen a engaño los venezolanos creyendo que “el mundo” no terminará aceptándolo y, eventualmente, reconociéndolo como gobierno legítimo, como han hecho con Cuba. Si Maduro y compañía se imponen, van a tener “madurismo” para rato y con controles colectivos e individuales cada vez más severos como los que hay en Cuba. La perpetuidad en el poder sólo se logra eliminando todas las libertades y derechos ciudadanos.
El análisis de la situación en Venezuela conduce a una pregunta crítica: ¿cuánto tiempo más continuarán los venezolanos en las calles poniéndo muertos, heridos y presos? Hasta hoy tienen el “derecho constitucional” de manifestarse, pero ¿qué pasará cuando los “constituyentes” de Maduro rápidamente cambien la Constitución y lo eliminen? Reciban este aviso: los cubanos tienen experiencia en redadas para arrestos masivos. Saben convertir los estadios deportivos en centros de detención. Con toda certeza, ese será su primer paso
Qué opciones tiene el pueblo venezolano? Demostrada ya la incapacidad de las Fuerzas Armadas para cumplir con su deber de restablecer la vigencia y respeto a la Constitución, y con el sometimiento del general Vladimir Padrino a La Habana, la alternativa más poderosa que le queda al pueblo es el paro nacional indefinido. A diferencia de la huelga general del 2002, cuando el país estaba dividido y Hugo Chávez contaba con un respaldo popular significativo, hoy, el recién finalizado referéndum demostró un abrumador rechazo al gobierno. En el 2002 tampoco existía el respaldo internacional que hoy tiene el pueblo en la OEA, la Unión Europea y los Estados Unidos.
Este es el momento decisivo y la oportunidad de convertir a Venezuela en un país paralizado e ingobernable, y con la tranquilidad de que sus mejores hijos no tendrán que arriesgar la vida frente a la criminal Guardia Nacional.
Para esta estrategia, el exilio venezolano tiene una misión importantísima a realizar: recoger alimentos no perecederos y medicinas, en grandes cantidades, y hacerlos llegar a personas y entidades en Venezuela que comiencen a distribuirlos para lograr que el paro pueda durar el tiempo que sea necesario.
La comunidad democrática preocupada con Venezuela tiene también tareas a realizar: un anuncio claro de que el gobierno resultante de la Constituyente de Maduro, no recibirá reconocimiento oficial; el estudio de sanciones económicas, comerciales y diplomáticas que pueden aplicarse; llamado a un embargo a Venezuela de armas, municiones y gases lacrimógenos; la llamada “a consultas” de sus embajadores en Caracas, y, finalmente, exigir el respeto a la libre determinación del pueblo venezolano y el fin de la intromisión cubana en los asuntos internos de Venezuela.
La experiencia sobre lo ocurrido en Cuba recomienda que los venezolanos no den un paso atrás. ¡Suerte!
Nadie debe equivocarse en cuanto a la decisión de Nicolás Maduro y sus supervisores cubanos, de perpetuarse en el poder y eliminar lo que queda del Estado de Derecho. La falta de escrúpulos para hacerlo, que es su combustible fundamental, está demostrado con los más de 100 muertos, miles de heridos y arrestados que tienen en su haber hasta hoy.
La Habana tiene en la balanza el imprescindible suministro de petróleo y los millones de dólares que producen sus médicos esclavos. Por su parte, Maduro y sus secuaces arriesgan el probable enjuiciamiento por corrupción y narcotráfico. Sin duda, razones muy ponderosas que indican que la decisión de aplastar la resistencia y “oficializar” su perpetuidad en el poder es irreversible.
El 30 de julio, día de la “Constituyente”, es el punto decisivo, es la “legalización” de la dictadura. Y no se llamen a engaño los venezolanos creyendo que “el mundo” no terminará aceptándolo y, eventualmente, reconociéndolo como gobierno legítimo, como han hecho con Cuba. Si Maduro y compañía se imponen, van a tener “madurismo” para rato y con controles colectivos e individuales cada vez más severos como los que hay en Cuba. La perpetuidad en el poder sólo se logra eliminando todas las libertades y derechos ciudadanos.
El análisis de la situación en Venezuela conduce a una pregunta crítica: ¿cuánto tiempo más continuarán los venezolanos en las calles poniéndo muertos, heridos y presos? Hasta hoy tienen el “derecho constitucional” de manifestarse, pero ¿qué pasará cuando los “constituyentes” de Maduro rápidamente cambien la Constitución y lo eliminen? Reciban este aviso: los cubanos tienen experiencia en redadas para arrestos masivos. Saben convertir los estadios deportivos en centros de detención. Con toda certeza, ese será su primer paso
Qué opciones tiene el pueblo venezolano? Demostrada ya la incapacidad de las Fuerzas Armadas para cumplir con su deber de restablecer la vigencia y respeto a la Constitución, y con el sometimiento del general Vladimir Padrino a La Habana, la alternativa más poderosa que le queda al pueblo es el paro nacional indefinido. A diferencia de la huelga general del 2002, cuando el país estaba dividido y Hugo Chávez contaba con un respaldo popular significativo, hoy, el recién finalizado referéndum demostró un abrumador rechazo al gobierno. En el 2002 tampoco existía el respaldo internacional que hoy tiene el pueblo en la OEA, la Unión Europea y los Estados Unidos.
Este es el momento decisivo y la oportunidad de convertir a Venezuela en un país paralizado e ingobernable, y con la tranquilidad de que sus mejores hijos no tendrán que arriesgar la vida frente a la criminal Guardia Nacional.
Para esta estrategia, el exilio venezolano tiene una misión importantísima a realizar: recoger alimentos no perecederos y medicinas, en grandes cantidades, y hacerlos llegar a personas y entidades en Venezuela que comiencen a distribuirlos para lograr que el paro pueda durar el tiempo que sea necesario.
La comunidad democrática preocupada con Venezuela tiene también tareas a realizar: un anuncio claro de que el gobierno resultante de la Constituyente de Maduro, no recibirá reconocimiento oficial; el estudio de sanciones económicas, comerciales y diplomáticas que pueden aplicarse; llamado a un embargo a Venezuela de armas, municiones y gases lacrimógenos; la llamada “a consultas” de sus embajadores en Caracas, y, finalmente, exigir el respeto a la libre determinación del pueblo venezolano y el fin de la intromisión cubana en los asuntos internos de Venezuela.
La experiencia sobre lo ocurrido en Cuba recomienda que los venezolanos no den un paso atrás. ¡Suerte!
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